Llamar la atención a un empleado puede ser complicado, pero es necesario proporcionar una retroalimentación para que la persona pueda, no solo crecer profesionalmente, sino también, entender la forma en la que se hacen las cosas en la compañía. Más allá de un regaño, un reclamo, o una corrección, se trata de brindar orientación.
Dar una orientación eficiente y eficaz, implica tomar en cuenta varias estrategias psicológicas, además del empleo de la inteligencia emocional, así como de otras competencias de hablar en público, ya que seguro no quieres que se repita el incidente.
Premisas importantes:
- Los errores humanos son, o por desconocimiento o por falta de voluntad.
Esta premisa o creencia es fundamental, porque permite a la otra persona cambiar y facilita que de forma indirecta generemos el cambio. Ahora, si tienes la creencia que la otra persona se equivocó a propósito, o que sus habilidades no le permiten desempeñar las labores necesarias, entonces mi recomendación no es sobre cómo llamar la atención a un empleado, sino el cómo despedirlo. - Los humanos siempre obran lo mejor que pueden.
Es posible que no estés de acuerdo y tengas mil anécdotas donde los humanos actuaron indebidamente, sin embargo, al establecer esta premisa, digo, que aun cuando la o las acciones fueron incorrectas, la persona lo hizo porque determinó que era la mejor opción. Seguramente no compartas la decisión, ya sea que haya sido lógica o emocional, es claro que tú hubieras actuado diferente, y es por eso, que escribo este artículo, para que puedas comunicarle lo que se espera de él/ella y evitar que se repita esa acción.
Qué puede salir mal al llamar la atención a un empleado
¿Qué no puede salir mal? Existen más de mil formas de equivocarte al dar retroalimentación, la principal es que no te entiendan con claridad, eso seguro provocará otro incidente igual o peor; pero también se trata de perder o ganar credibilidad, autoridad y liderazgo.
Confundir al empleado
Confundir al empleado puede incrementar, no solo la reincidencia en el mismo problema, sino además aumentar el conflicto y afectar la capacidad de influir que se tiene como jefe.
Una mal llamada de atención puede, cambiar la actitud del empleado, o transformar una relación sana, a una tóxica y poco eficiente, perjudicando cualquier labor que realice.
Lugar de la retroalimentación
Cuando la llamada de atención se hace enfrente de los compañeros de trabajo y no en un lugar privado, se genera mucha frustración y un fuerte sentimiento de humillación, una combinación nada buena para el trabajo en equipo, eso sin mencionar que el clima laboral se vería fuertemente afectado.
Estrategia para llamar la atención
Esta estrategia se la conocí al cocinero Manel Marqués en el 2016 al estar trabajando en Barcelona, ya había leído yo algo de teoría al respecto, pero nunca me había topado con alguien que las pusiera en práctica, y ya había yo trabajado en restaurantes, pero la dinámica y el ambiente laboral que generaba era un espacio alegre, libre y donde todos queríamos trabajar.
Es necesario establecer dos tipos de llamada de atención, las leves y las graves, esto porque tienen aspectos diferentes. Una de las características de las leves es que tú como líder las observaste de primera mano, y las graves te llegaron como queja o chisme y no tienes todo el contexto.
Leves
Haz la corrección en el momento, no importa que sea en público, este tipo de llamada de atención debe de ser como cuando tu mamá te decía “no agarres la plancha que te vas a quemar”, o cuando te quemabas y solo te decía “te lo dije” y luego atendía tu quemadura. Es vital que tú estés presenciando el incidente, este tipo de llamada de atención no puede venir de un chisme o rumor.
Recuerdo mucho otro de los restaurantes en los que trabajé. Cuando llegaba la encargada siempre buscaba errores e iba cuestionando por qué habían sucedido esas fallas, nadie sabía que responder y los que sabían no contestaban porque no querían ser regañados, el ambiente cuando ella llegaba se ponía tenso, los trabajadores ya sabían que ella venía a regañar o a “cagar” como ellos mismos decían.
La gran diferencia con Manel no es que dejara pasar los errores, sino el enfoque que le daba, la emocionalidad con la que decía las cosas. En lugar de decir “¿por qué no está limpio este mueble?” y crear un silencio incomodo donde nadie sabía que responder, él mencionaba el nombre del encargado de la tarea y le recordaba lo importante de tener ese espacio limpio, asegurándose de que entendiera el impacto.
La emocionalidad no era disruptiva, no había una efusividad o, mejor dicho, agresividad emocional, todo era tranquilo, en tono de una conversación.
Algo que creo que era vital de este tipo de llamadas de atención es que él las hacía en una sola frase, no se tardaba dos horas sermoneando. En las ocasiones donde existía replica y se iniciaba una discusión, lo dejaba para revisarlo después y al final de ese mismo día se atendía el asunto, nunca lo vi engancharse con la discusión.
No tardes mas de un minuto, nadie quiere sermones.
El objetivo no era saber quién tiene la razón, mucho menos remarcar quien tiene la culpa, sino buscar una solución para que no se repitiera ese suceso. Dejaba de lado todo lo personal y se centraba en el problema, se daba tiempo para que la persona explicara su punto de vista e incluso propusiera una solución.
Graves
Con graves no me refiero a que sea motivo de despido, que también entrarían en esta categoría, me refiero a todos los que no entran en la categoría de leves. Quizás sea un error leve, pero no estabas en el momento así que no tienes los hechos, en ese caso necesitas usar esta estrategia.
Para esta necesitarás más tiempo, pero sé eficiente, que nadie quiere estar dándole vueltas a sus errores por mucho tiempo, así que hazlo lo más rápido que puedas.
Uno: Escucha
Si vas a llamar la atención es porque seguramente ya tienes los “hechos” y lo pongo entre comillas porque lo más probable es que tengas la perspectiva de otros compañeros y no la verdad completa, así que antes de llamar la atención, escucha la versión de la persona. No inicies hablando dos horas tú, da un ligero contexto y pregúntale qué pasó.
Recuerdo que Manel, en las ocasiones donde el problema era entre dos empleados, reunía a los dos al mismo tiempo evitando triangular información. Lo esencial era analizar la situación, escuchar las dos partes, y evitar que el problema se repitiera.
Dos: Céntrate en la solución
Determinar quien fue el culpable para poder reprocharle no es ni productivo, ni eficiente. El centro y objetivo de la llamada de atención es la búsqueda de una solución, es poder generar una petición con el empleado para que en futuras ocasiones haga lo que se espera de él.
Deja de lado los reclamos, a no ser que exista un acuerdo que esa persona haya roto, pero si el acuerdo había sido explícito, no reclames, deja las suposiciones y verifica las acciones, determina y pídele que actúe de forma diferente. Como en cualquier petición, espera una respuesta, puede ser negativa, y no por el hecho de ser el jefe los demás deben de acatar tus peticiones (en ese caso no son peticiones, son ordenes)
Tres: No más de un minuto
Una vez que hayas escuchado, no te alargues hablando de los errores ni dando preámbulos, sé muy conciso.
- Comunica en concreto qué es lo que ha hecho mal
- Menciona lo que piensas al respecto y tus sentimientos
- Crea un silencio incomodo
- Genera contacto
- Recuérdales porque los estimas
- Reafirma que lo tienes en un buen concepto
- Genera una petición
- Termina la reprimenda y no vuelvas a sacar el tema
Importante para hacer la llamada de atención
Lo más importante, asegúrate de tener el derecho moral de corregir la falla, la congruencia es vital para crear una relación fuerte y duradera, una relación que inspire a dar lo mejor del equipo.
Recuerdo que, en el restaurante de Barcelona Manel hacía de todo. Si había que mover cajas, él también movía cajas, era uno más del equipo, el que llevaba la batuta y dirigía, más nunca un jefe privilegiado que solo le dice a su equipo lo que tienen que hacer y los regaña cuando no lo hacen como él quiere. Al contrario, él dejaba que cada uno brillara en lo que eran buenos.
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Emocionalidad adecuada
La emocionalidad va a ser parte clave para llamar la atención eficientemente. Hablemos de seis emociones básicas como si fueran los colores primarios: felicidad, tristeza, sorpresa, asco, ira y miedo.
Estas emociones deben de ir en la tonalidad adecuada y enfocadas al objetivo para que realmente nos dé el efecto que estamos buscando y prevenir que ocurra nuevamente ese incidente.
Esta es la parte más complicada, más que determinar una emoción o una tonalidad que funcione, lo que en realidad ayuda es generar un espacio que permita al empleado entrar en reflexión y despertar el deseo de no querer volver a hacer eso que hizo.
Una de las emociones que puedes buscar es el enojo, es decir, algo de ira y asco. Recuerda que la emocionalidad va dirigida a la acción, no a la persona. De lo contrario la persona sentirá esa ira dirigida hacia ella, se sentirá atacada y como cualquier animal reaccionará defendiéndose.
Quizá algo de tristeza podría ser añadida, generando una sensación de decepción, pero asegúrate que no sea la esencia, sino solo una tonalidad.
Se un artista de la comunicación oral
Como podrás darte cuenta, es necesario que conozcas a tu personal, que evalúes su personalidad y entonces determines cuál es la mejor emocionalidad para llegarle a esa persona.
Si estás hablando de un perfeccionista, basta con tener una emocionalidad ecuánime, por el contrario, si hablas con una persona efusiva e intensa necesitas un poco más de carga emocional.
Recuerda que lo más importante es que seas transparente, y aunque podamos hablar de algunas emociones que te pueden ayudar a transmitir el mensaje, si a ti te hizo sentir diferente comunícaselo, tomando en cuenta las dos premisas iniciales y enfocándote en las acciones, no en la persona.
Errores comunes
- Llamar la atención como si fuera una sugerencia
- Hacer que el regaño dure mucho
- Atacar a la persona y no a las acciones
- Juzgar sin conocer los hechos
- Olvidar hacer una petición
- Olvidar mencionar que aprecias a la persona
- No manejar bien tus emociones
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